Una boca de metal con gusto a rock silbando en una madrugada cualquiera (en una esquina cualquiera).
Y el loco ese de ojos de barro me mira fijo y mueve otra vez los labios intentando que salga el sonido. Y sus manos de ceniza me acarician la cara y se quedan sobre mis ojos de madera…
Sobre mis labios de nube.
Sobre mis labios de nube.
El aire se detiene y lo miro y escucho el sonido que no termina de salir y callo.
Y vuelvo a despertar
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